¡Hola! Soy Karene.
Muchos mencionan mi nombre como Karen, pero la realidad es que se dice como se lee. (Es un fun fact, ya que a mis 31 años comienzo a hacer las paces con mi nombre, pues toda la vida me han dicho Nicole, y odiaba mucho que me llamaran por mi primer nombre, Karene).
Soy tatuadora de tiempo completo. Pero, ¿te has preguntado qué conlleva tatuar? Crear una conexión con tu cliente, diseñar, convivir con mucha gente al mismo tiempo mientras te concentras en crear... Pues, aquí trataré de contestarte todos esos puntos a través de mi perspectiva, mis experiencias y mis palabras tecleadas en una computadora. Pero primero quiero que sepas un poquito más sobre mi.
Desde pequeña, tuve un acercamiento al arte y la creatividad en diferentes formas. Mi madre es de las personas más creativas y probablemente de las mentes más inquietas que conozco. De pequeña, la acompañaba a clases de dibujo y bocetaje de moda. Me encantaba ver los bocetos que hacía, los vestidos que sacaba de su mente, y probablemente eso fue lo que me inspiró a querer estudiar Diseño de Modas… aunque eso hasta la fecha no se ha logrado, LOL.
Me la pasaba siempre encerrada en mi cuarto, rodeada de lápices y colores. Pero para ser sincera, nunca me gustó usar los colores; casi todo lo que dibujaba era con lápices o plumas, lo que llevó a mis padres a meterme a clases de dibujo, y la verdad, lo disfrutaba mucho.
No recuerdo muy bien en qué momento supe lo que era un tatuaje, pero sé que desde primaria soñaba con tener muchos. Así que me rayaba con plumas los brazos, y obviamente, mi madre se enojaba mucho. Crecí, y lo primero que hice al cumplir 18 fue ir a tatuarme las costillas con una máquina de bobina que probablemente hasta era hechiza. Los detalles del lugar y la persona los dejaré a tu imaginación. No lo recomiendo, porque desde ahí juré no volver a tatuarme las costillas o alguna parte cerca (cabe mencionar que las personas que se tatúan esas zonas tienen todo mi respeto).
Hubo grandes sucesos en mi vida que me llevaron a querer entrar en este mundo. Antes de esto, intenté seguir mi pasión confeccionando ropa y bolsas, vendiéndolas en bazares y por Facebook. Otro fun fact de mí es que amo de sobremanera las bolsas, y me encanta verlas e imaginarme el patrón de cómo se confeccionaron. Después trabajé para una empresa en el área de mercadotecnia, y mi etapa de artista y creadora se iba apagando hasta que, literal, no quedó nada.
No hace falta profundizar más, pero es obvio que estaba en un lugar muy oscuro de mi vida, personal, familiar y laboralmente hablando. Necesitaba encontrarle un sentido a la vida, y sobre todo, mucha terapia. Jajaja, así que por favor, incluye terapia en la canasta básica.
De repente, pensé en la posibilidad de darle un giro a mi vida y salir del hoyo en el que me encontraba. Se dio la oportunidad y comencé a ir al estudio que hasta la fecha sigue siendo mi casa, para comenzar a aprender. Me amarré los ovarios que la vida me dio y transformé todo a mi alrededor. Obviamente esto con muchísimas historias alternas y personales.
Le encontré el amor a una profesión muy bonita, que todos los días te pide más y más de ti. Porque en esto no sabes hasta dónde es el tope, y creo que todos los artistas, como las personas, tenemos un concepto muy diferente de autorealización. Acompañando esto con el síndrome del impostor, la comparación, las redes sociales, etc., que para muchos puede ser difícil. Es por eso que decidí abrir este blog, pues a veces creo que me expreso mejor escribiendo y compartiendo lo que tengo en mi inquieta cabecita. Además, hay mil cosas que pasan en este mundo del tatuaje, tantas conexiones humanas e historias que estaré compartiendo por aquí.
Por lo pronto, te dejo esta entrada, un poco personal, diría yo, pero es un poco de historia para que me conozcas.
Asi que hasta aquí llego el día de hoy, si leíste hasta aquí ¡Gracias!
Nos seguimos encontrando por aquí pronto.
x o x o Karene.
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